miércoles, 31 de octubre de 2007

REFLEXIONES DE UN IDIOTA CON CEREBRO III

REFLEXIONES DE UN IDIOTA CON CEREBRO III

Me estaba comiendo la oreja a mi mismo (para los que no lo hayan intentado aún, decirles que acabas con una tortícolis de espanto) sobre que tema versar este nuevo artículo, puesto que hablar nuevamente de política, creo que cansaría hasta a mi madre, la cual no está para cansarse mucho ya, con la edad que tiene (si mi madre lee este último comentario, me deshereda, o sea, silencio en la gradería).

Pensé en dedicarlo a uno de los grandes misterios de la humanidad, las mujeres, pero desistí pronto, porque todo aquel que me conoce bien, sabe que a mi dame una chica rubia, monilla, con ojos verdes, y que sea niña pija, y me saca hasta que yo fui el tercer francotirador del asesinato de Kennedy, y eso que aún no había nacido.

Después pensé en hablar de otro tema que me apasiona, el fútbol, pero viendo la cantidad de amigas a las que le mando la presente, y teniendo en cuenta, que yo sepa, que solamente una de ellas es tan apasionada como yo a este deporte (y encima es del barca), con las demás corro el riesgo de que al llegar a estas líneas, me dejen más colgado que el Sr. Zaplana en una mezquita musulmana.

Al final me decidí por buscar un tema intrascendental, de esos de andar por casa, de los que no haya que pensar mucho, y así la neurona que queda, podía tomarse unos momentos de relax (lo de pagarle unas vacaciones en un crucero por el mediterráneo, ya me pareció excesivo), y se me ocurrió hablar de las series de dibujos animados de nuestra infancia. No de los de ahora, porque a mí me hablan de Sin Chan, y me siento más perdido que la mona chita en un salón de maquillaje (Nota para Pedro: debo dejar de ver programas donde salga chiquito de la calzada, creo que me está afectando).

Empezaremos con un héroe clásico, Superman, que venía del planeta Krypton. En dicho planeta, parece ser que sus habitantes eran superdotados, con coeficientes intelectuales de 250 para arriba y demás, pero déjenme que les diga una cosa, de moda, ni chufla. ¿Dónde se ha visto que los calzoncillos vayan por encima de la malla? Habría que proponerle a Superman un acuerdo en el cual él protegería el mundo, y a cambio, algún diseñador de esos de renombre, le diera unas clases de moda.

Luego me acordé de Mazinger Z, una de mis series favoritas de niño. En aquellos tiempos, con cinco o seis añitos, no me gustaba mucho lo de “pechos fuera”, que decía la robot Afrodita, compañera de Mazinger Z. Pero con los años cambié, vaya si cambié, no quedaba uno dentro, todos fuera (creo que me he pasado, pido disculpas).

Luego estaba Marco, que se pegó toda la serie buscando a su madre. Pregunta de examen: ¿se acuerdan de cómo se llamaba el mono de Marco? Pues se llamaba Amedio, y no sé si se habrán percatado, si no, para eso estoy yo, que fue una de las primeras publicidades subliminales religiosas de aquella época que yo recuerdo. ¿A qué me estoy refiriendo? Vean, vean: Ame-dio-s sobre todas las cosas. Está claro, ¿no?

Otra de las series que me impactaron fueron las de “érase una vez”, en sus tres formatos, el hombre, la vida y en el espacio. De la del hombre, que se suponía que era para enseñarte historia, yo la verdad es que no recuerdo nada (de la historia, me refiero) me quedé con los esteriotipos de los personajes, el héroe, el amigo fortachón del héroe, el malo con cara de bruto, y el amigo del malo, representado por un canijo pelirrojo, vamos, todo tan real como la vida misma. La que si me marcó, fue la de érase una vez la vida, porque me quede traumatizado, viendo como dentro de mi, según la serie, tenía unas defensas que se movían por mi cuerpo en naves aerodeslizables, disparando rayos laser a las bacterias y virus. Una vez me puse enfermo, con placas en la garganta, y mi madre me dijo: “eso es que tienes las defensas bajas”. Y yo pensé: “¿y donde compro yo ahora baterías para recargar rayos laser?”.

De las series actuales, me quedo con la de los Simpsons. Ya sé que las últimas temporadas no hay por donde cogerlas, pero en las anteriores, hay momentos realmente geniales. Yo me quedo con el amigo borracho de Homer, Burny, si os fijáis, cada vez que él sale, son los momentos más divertidos, y por supuesto, el ayudante del Sr. Burns, el Sr. Smithers, que pierde más aceite que un Locomía en un funeral por la memoria de Fredy Mercury.

Para terminar, quiero hablar de los pitufos, mi predilecto era el dormilón, lógicamente, pero con esta serie, tengo un trauma, y desde que tenga dinero, me voy a un buen psicólogo a que me lo mire, porque no puede ser nada bueno que “te ponga” la pitufina.

Con esto termino, y como habéis podido observar, no he hablado ni de bugs bunny, ni el pato lucas ni del correcaminos, esos son intocables, vamos, lo tengo tan claro, que si algún día le van a quitar puntos del carnet por conducir ebrios, yo les dejo los míos, que no se preocupen.

P.D. ¿Os habéis fijado (sobre todo los amigos) como está Scarlett Johanson en el nuevo video del capullín del Timberlake? Yo de mayor quiero dos como ella, si, dos, por si acaso una se me pierde.

1 comentario:

Mary Sol Pérez dijo...

Holita!
Has tocado un tema en los que todos, aunque miren de reojo al principio, terminan "cayendo" en la tentación de hacer algún viaje al pasado.

Tenemos en Venezuela una influencia muy directa de USA de la que no me siento nada avergonzada.
Es un país que, aunque sé que causa algo de incomodidad en la nacionalidad de muchos, a mi me encanta por eso de que cada uno hace lo que quiere y los demás no te ven trás las cortinas de su casa: Viven y dejan vivir y si encima tenemos a Disneyworld, ya es el non plus ultra de lo perfecto (Sé bueno con tu pensamiento jeje)

Mira que esto de los parques Disney tienen su lugar aparte. Más de un japonés es otra persona cuando se quita el monótono traje gris y se enfunda en la camisa hawaiana más colorida que una foto de los 7 enanos saliendo de la mina pasa pasear su cámara colgada al cuello por este mundo tan particular.

De las "comiquitas" de antes, tienen para mi un lugar especial, Los Picapiedra, no en balde decía mi mamá que era la única media hora en la que me quedaba tranquila...y aún hoy ocurre lo mismo.
Los Supersónicos. Lo máximo.

De Marco...lo pasaban justo a la hora en que llegaba mi papá del trabajo y solía comentar "¿Qué? ¿Todavía no encuentra a la mamá?" seguido de un "Shhhh!" con el que mi hermana y yo poníamos punto final a la conversación no iniciada. Dando un abrazo y beso apuradito que le permitiera esperar a los comerciales.

Heidi tenía esa mezcla de angustia y paz que le daba cierto equilibrio. Me angustiaba pensar tener que vivir toda la vida comiendo queso, leche y pan.

Las Merrie Melodies eran las más esperadas así como Bugs bunny, el Pato Lucas, Los 4 fantásticos, Hércules y un largo etc.

La serie "había una vez..." solían transmitirla los sábados en la mañana y reconozco que era adicta a ella.

De las de "ahora" los Simpsons a pesar de que fué hecha para adultos y haberse extrenado en horario no infantil, ha calado mucho en los niños. Tiene mucho fondo. Me encantan los detalles en donde un Gringo critica a los gringos.
Más de uno pegó el grito al cielo en su momento pero tuvo que hacerse la vista gorda, despues.

Uy! Cómo olvidar Popeye, el correcaminos, porky...en fin... Que las tareas y reprimendas del colegio y de las madres se sentían menos cuando el jingle de una de nuestras 4834659364 caricaturas preferidas sonaba en la tele y entonces comenzabamos a soñar de nuevo.
chaito
Mary Sol